Saltar al contenido

Entrevista a Skum Acoustics, especialistas en acondicionamiento acústico

Con una sólida trayectoria en el sector, Skum Acoustics se ha consolidado como una empresa de referencia en el diseño y fabricación de soluciones acústicas en Barcelona. Sus productos no sólo responden a exigentes criterios técnicos, sino que también ponen en valor la estética y la calidad, integrándose en espacios tan diversos como estudios de grabación, restaurantes, oficinas, hoteles o centros educativos. La combinación de ingeniería, diseño, rendimiento y detalle en cada proceso ha convertido a la marca en un aliado indispensable para quienes buscan un tratamiento acústico eficaz.

Charlamos con Alejandro Jaén, Acoustic Engineer de Skum Acoustics, para conocer de primera su visión y descubrir el papel que juega la acústica en cada entorno.

¿Cómo nace Skum Acoustics y qué os motivó a crear una empresa especializada en acústica?


Como muchas veces ocurre, Skum Acoustics nace de una mezcla de factores: la oportunidad de cubrir una carencia en el mercado, el momento adecuado y la experiencia previa en el sector. En el momento de nuestro lanzamiento apenas existían un par de marcas específicas de acondicionamiento acústico para el ámbito profesional del audio, todas ellas de importación, lo que encarecía mucho los productos y complicaba la logística.
Por otro lado, las opciones para el cliente de “home studio” eran de baja calidad y se reducían prácticamente a dos formatos clásicos: el panel piramidal y el alveolar. Vimos ahí una oportunidad clara: aprovechar nuestra experiencia en el manejo de materias primas y en tecnologías de transformación para crear una marca con producción local, capaz de ofrecer un producto de calidad, bien diseñado y con control total de la cadena de fabricación.
A esto sumamos la distribución directa a través de una plataforma online, en un momento en el que el comercio electrónico apenas comenzaba a despegar. De este modo eliminamos gran parte de la cadena logística tradicional —importador, mayorista, minorista— y adoptamos un modelo productor-distribuidor mucho más eficiente y accesible para el cliente final.


Skum Acoustics diseña, fabrica y distribuye directamente. ¿Qué ventajas aporta este modelo integral para el cliente final?

Al encargarnos de todo el proceso garantizamos un control total sobre la calidad y acortamos los tiempos de entrega. Además, ofrecemos soluciones completamente personalizadas y una comunicación directa, sin intermediarios, lo que facilita resolver dudas, ajustar diseños y mantener precios competitivos.


¿Cuál dirías que ha sido el mayor reto o aprendizaje desde que comenzasteis con este proyecto?

Diría que el mayor reto ha sido la internacionalización. Cada país y cada región tienen sus particularidades en cuanto a gustos y preferencias acústicas, lo que hace difícil crear productos estandarizados que resulten atractivos en distintos mercados. A esto se suma la logística, un desafío constante: al fin y al cabo, transportamos aire, lo que implica costes muy elevados y una gestión compleja. Es un reto que fue, es y seguirá siendo parte de nuestro día a día.


¿Cuál es vuestro tipo de cliente más frecuente y de qué soluciones precisan?

Nuestro perfil de cliente ha ido evolucionando mucho desde los inicios. Al principio estábamos muy ligados al mundo del audio, trabajando con músicos y profesionales del audiovisual. Hoy en día, el mercado contract se ha convertido en nuestro motor principal, con arquitectos, interioristas y técnicos de construcción como interlocutores habituales. Esto nos ha llevado a adaptar nuestro lenguaje y nuestras soluciones a cada perfil, aunque seguimos manteniendo un peso importante en el sector audiovisual, tanto profesional como particular.

A lo largo de estos años habréis trabajado para clientes y proyectos muy diversos, ¿Tenéis alguna anécdota de algún proyecto especialmente difícil y cómo lo habéis resuelto? Como techos muy altos, salas poligonales…


Sí, claro. A estas alturas hemos trabajado con más de 9.000 clientes, y muchas de esas relaciones se han desarrollado a lo largo de años. Como anécdota, nos enorgullece haber crecido junto a algunos de ellos: empezaron confiando en nosotros cuando la música era un hobby y, a medida que su carrera avanzaba, siguieron contando con Skum Acoustics. Hoy, algunos de ellos son artistas de talla internacional en sus estilos.
Un proyecto que recordamos con especial cariño es bastante reciente. Durante la pandemia, adaptamos una cámara de mediciones electromagnéticas a cámara semianecoica, de manera que pudiera cumplir funciones acústicas y electromagnéticas para una importante firma de electrónica. Fue todo un reto diseñar una solución que añadiera la parte acústica sin interferir en la electromagnética, creando un producto completamente a medida. Son proyectos así los que resultan más memorables: te permiten explorar caminos que nadie había recorrido antes.


¿Qué papel tiene la concienciación en vuestro sector? ¿Crees que la acústica sigue siendo una gran olvidada?

La concienciación en nuestro sector resulta fundamental, ya que muchas personas no perciben el impacto que una mala acústica puede tener en sus espacios. El ruido, aunque invisible, afecta negativamente la experiencia, la productividad y el bienestar de los usuarios; por ejemplo, en un restaurante puede influir en la satisfacción de los clientes y su disposición a regresar. Un tratamiento acústico adecuado permite transformar estos espacios, mejorando tanto el confort como la funcionalidad. Cada vez se habla más sobre la importancia de la acústica, pero todavía sigue siendo un aspecto que en muchos proyectos se pasa por alto.


Decís que cada producto nace de un análisis ingenieril. ¿Podrías ponernos un ejemplo de cómo identificáis una necesidad y la convertís en un producto?

Sí, cada producto de nuestro catálogo nace con un objetivo claro: resolver un problema acústico. No siempre parte de un requisito técnico, a menudo responde también a necesidades estéticas o arquitectónicas.
En restaurantes u oficinas, por ejemplo, se buscan soluciones versátiles y acordes al diseño actual. La tendencia a crear espacios con techos negros nos llevó a desarrollar el panel SVART: mismo rendimiento acústico que otros modelos, pero fabricado en un material naturalmente negro, evitando procesos de pintado y ofreciendo una solución estética, eficiente y funcional.


Para los que desconocemos los aspectos técnicos, ¿Cómo se mide la eficacia de un tratamiento acústico? ¿Existen certificaciones o pruebas estándar?

La eficacia de un tratamiento acústico suele medirse a través del tiempo de reverberación, que indica cuánto tarda el sonido en extinguirse dentro de un espacio. Es el parámetro común a cualquier ámbito. Luego, según la tipología, entran en juego otros indicadores: en estudios de música, se analizan variables relacionadas con el control y la precisión de la escena sonora; en aulas, la inteligibilidad de la palabra, que mide la facilidad para comprender un mensaje hablado.
En cuanto al rendimiento de los productos, se mide objetivamente mediante el coeficiente de absorción sonora, un dato obtenido en laboratorio con ensayos normalizados en cámara reverberante o tubo de Kundt, según normativa ISO. Esto garantiza valores objetivos y comparables a nivel mundial.
En cuanto a regulación, sí existen normas y estándares internacionales que definen la calidad acústica. Sin embargo, en España vamos con retraso: las ordenanzas son muy laxas y, en la práctica, apenas regulan nada, ya que el confort acústico solo afecta al propio usuario del espacio. Por ello, solemos apoyarnos en las referencias europeas más avanzadas, que aplicamos aquí para garantizar soluciones reales y eficaces.


¿Es habitual que arquitectos e interioristas colaboren y tengan en cuenta el acondicionamiento acústico para que no sea un añadido de última hora? ¿Es común que se generen conflictos entre la estética y el acondicionamiento acústico?

Hoy en día es cada vez más habitual que se integre desde el inicio del proyecto, aunque todavía hay casos en los que se plantea como un añadido de última hora. En lo estético, trabajamos para que nuestros productos se integren con el diseño, ofreciendo acabados y colores personalizados que respetan la identidad visual del espacio.


¿Qué planes de futuro tenéis como empresa? ¿Nuevos productos, líneas de investigación, expansión internacional?

Estamos muy ilusionados con todo el trabajo que estamos desarrollando “entre bambalinas” para dar forma a nuevas líneas de producto. Creemos que estamos inmersos en un auténtico cambio de era en el sector acústico: hasta ahora, la mayoría de soluciones se han basado en espumas acústicas, pero la evolución tecnológica y las nuevas demandas de sostenibilidad nos están llevando hacia materiales como las fibras y lanas de poliéster.
Este material, además de tener un origen reciclado y ser completamente reciclable, ofrece beneficios claros en términos de sostenibilidad y abre un abanico de posibilidades de diseño y transformación que antes eran impensables. Gracias a los avances en herramientas y procesos industriales, hoy podemos manipular el poliéster de maneras que hace unos años no eran viables, lo que nos permitirá crear formas y productos innovadores que redefinirán la forma de entender el acondicionamiento acústico.
En cierto modo, estamos viviendo una transición parecida a la que en su día experimentó la fotografía al pasar del formato analógico al digital: un cambio que no solo mejora la eficiencia y la calidad, sino que abre un nuevo universo de oportunidades creativas.


¿Qué le dirías a alguien que nunca ha pensado en la acústica de su espacio?

Puedes tener un espacio con buen mobiliario, luz y decoración, pero sin una buena acústica realmente no tienes nada. Un entorno equilibrado es esencial para trabajar, concentrarse o simplemente disfrutar. Por eso es importante pensar en la acústica desde el principio e integrar soluciones efectivas y estéticamente atractivas. Cada vez son más las personas y empresas que deciden mejorar sus espacios con un tratamiento acústico, y con razón: está demostrado que aporta numerosos beneficios.